lunes, 21 de agosto de 2017

RESCATEMOS NUESTRA MEMORIA HISTÓRICA- 80.URTEURRENA- 1937- 22 de agosto- 2017- NACE ERESOINKA


80. urteurrena

1937 ~ 2017


Abuztuaren 22an


nace
eresoinka (1)



Embajada 

cultural

vasca





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Día 19 de junio de 1937, el trepidar de los tanques de la dictadura levanta sonidos inarmónicos y amargos del empedrado de las calles de Bilbao que habrá sido por primera vez en la historia de los tiempos modernos, capital de Euskadi.

Desgraciados, difíciles momentos en los que el Lehendakari Agirre tendrá que tomar el timón de nuestro pequeña nave, de nuestra entrañable Euskadi, para intentar dirigirla en ese mar tempestuoso de la Guerra...


Después de esa fecha: el exilio.


Nuestros compatriotas tendrán que dejar la casa del padre y salir al ancho mundo: Argentina, Venezuela, Méjico, Francia, lnglaterra.. recibirán contingentes importantes de euskaldunes que sin olvidar sus raíces, teniendo siempre en su corazón esa nostalgia de su Patria, dolor sordo y amargo pero que cala como nuestro sirimiri, intentarán rehacer sus vidas en esos nuevos marcos.


El mundo contempla asombrado como esas personas serias, trabajadoras, honradas, han sido echadas de su hogar en nombre de unos pretendidos valores católicos que dice defender el general Franco.


Y es en ese contexto doble de llevar al mundo el mensaje de nuestras mejores voces, de nuestra voluntad de ser pueblo, de nuestra vocación de seguir manteniendo la esencia de lo que ser Vasco representa y de, por otro lado, seguir manteniendo encendido en nuestros compatriotas el amor a su Ama Lur, en el que el Lehendakari Agirre tuvo la visión del papel que podía jugar el proyecto cultural ERESOINKA.

Así el 22 de agosto de 1937 nuestro Lehendakari ordenará:

“El portador de esta carta, lleva oficialmente la importante misión artística de crear el Coro Nacional Vasco, a base de voces tan selectas y de un conjunto tan perfecto que sea material de primera clase para teatros, los más principales de Europa y América”.

“Como advertí, no puede regatearse nada, pues tengo la ilusión de que nuestro Coro sea el mejor que hayan escuchado los públicos selectos de Europa y América”.


Había nacido ERESOINKA, ese ambicioso proyecto cultural que había de asombrar al mundo haciendo que una vez más, un puñado de vascos, superando las dolorosas circunstancias en que vivía su Pueblo, dieran ejemplo de entrega patriótica, recorriendo entre aplausos entusiastas los más diversos escenarios.


ERESOINKA trabajará entre 1937 y 1939. Alguien había tenido la intuición de lo que una embajada cultural de esta índole suponía, había sabido establecer momentos, necesitaba encender una antorcha que sirviera para alumbrar con algo de ilusión la tremenda tristeza que le atenazaba y mantener viva la energía cultural que siempre ha alimentado su espíritu.


Y así el Lehendakari Agirre el 4 de diciembre de 1939 podrá escribir:


 “ERESOINKA ha cumplido con su misión de despertar en diversos públicos y sobre todo en personalidades determinadas, una emoción de afecto doble hacia la causa de nuestro pueblo, emoción que difícilmente podría haberse logrado por otros procedimientos de propaganda.”

“Jamás se me olvidarán aquellas conversaciones en medio de los últimos bombardeos de Santander. Recuerdo que dije: Será un conjunto que llamará la atención, y heraldo de nuestro arte y de nuestra desgracia, la simpatía de las gentes”.

“Y, en efecto, nuestras ansias patrióticas que miraban al futuro olvidando la inseguridad de aquel presente, se han visto satisfechas porque ERESOINKA ha vivido, ha cantado por las principales plazas de Europa, ha penetrado de simpatía muchos corazones y ha realizado la labor que nuestros sueños patrióticos le habían encomendado.”

“La providencia ha querido que el nombre de Euskadi, en muchas formas, y una de ellas por medio del arte, sea conocido. La providencia querrá también - de esto podemos estar seguros - que la justicia de nuestra causa triunfe, y volvamos a reanudar por el arte y por todas las actividades nacionales, la vida de nuestro pueblo, interrumpida por la tiranía.”


Este año 1986 en el que conmemoramos el 50 aniversario de la Constitución del Gobierno Vasco, de aquel Gobierno que hizo posible el proyecto ERESOINKA, hemos pensado que era un momento adecuado para dar a conocer a nuestra Sociedad, qué fue y qué supuso dicho proyecto.

Para ello hemos contado con el buen hacer de ese gran musicólogo vasco José Antonio Arana Martija, que profundizando en el tema y analizando exhaustivamente el gran legado que sobre ERESOINKA con minuciosidad y con cariño nos dejó Jesus Elosegi, ha hecho posible este libro.

Este recuerdo de aquel ERESOlNKA de hace medio siglo lo ofrecemos al mundo cultural como homenaje a aquel grupo de vascos que, alrededor de la preclara figura del Lehendakari José Antonio de Agirre y Lekube y su Gobierno, supieron presentar ante el mundo entero la mejor demostración práctica de lo que representa la cultura de un pueblo cuando éste vive con entrega total y fe puesta en que no existe empresa imposible si se contribuye a ello con toda la voluntad, se aúnan esfuerzos y no se regatean los medios para alcanzarlos.



Hoy, cincuenta años después, el Gobierno Vasco alrededor de su Lehendakari José Antonio Ardanza, sigue manteniendo vivo ese mismo espíritu, consciente de que nuestro activo más importante y gracias al cual somos Vascos es nuestra CULTURA.  



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(1) De: 
ERESOINKA. Embajada Cultural Vasca 1937-1939.
Eragilea:  José Antonio Arana Martija.

Eusko Jaurlitzaren Argitalpen-Zerbitzu Nagusia-
Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco.

1986ko Urriaren 2an- 1a. edición- Octubre de 1986
Vitoria- Gasteiz

ANTECEDENTES DEL CANTO CORAL POLIFONICO EN EUSKAL HERRIA Y EN EUROPA. CONCIERTO CORAL POLIFONICO DEL RENACIMIENTO- I BEATI CANTAIOLI EN EUSKO KULTUR ETXEA

ANTECEDENTES DEL CANTO CORAL POLIFONICO EN EUSKAL HERRIA Y EN EUROPA.
CAPILLAS MUSICALES Y ORFEONES.

TRADICION CORAL.


Recordaremos que es en la segunda mitad del siglo XV - tras el imperio de la monodia gregoriana- que comienza a despuntar el canto coral polifónico o canto a voces, bella conquista de nuestra civilización occidental.

La importancia de la sede eclesiástica y real de Pamplona durante el último período de la Ars Nova sigue sin solución de continuidad en este nuevo período polifónico en que se tiene constancia documental de los coristas de San Cernín en 1427.

Ya había nacido para entonces el navarro José Anchorena, que en 1436 es “maestro de cantorcicos” en la catedral pamplonesa y dos años más tarde maestro de capilla en la de Burgos.

Poco después nacerá en Azpeitia el polifonista Joannes de Anchieta (1463-1523) y en Azkoitia Gonzalo Martínez de Bizcargui (1460-1530), teórico musical de renombre europeo.  



Desde comienzos del siglo XVI nos son ya conocidos nombres de relevantes maestros de capilla vascos, dentro del país y fuera de él, noticia importante en dos sentidos: demuestra por un lado que desde entonces se practicaba el canto polifónico y por otro, que estos músicos cumplían con su función de formación de cantores para sus capillas musicales.

En 1516 encontramos nominado como maestro de capilla en Pamplona a Juan de Uriz y luego, en el mismo siglo Fortuño Ochagabia (1572),  Fortuño Ibañez (1576) y terminando el siglo con Miguel Echarren  (1563-1627), conocido como el polifonista Michael Navarrus.

El monopolio de la sede pamplonesa cede terreno a otras capillas como la de Santiago de Bilbao (1577), la Corporación de Músicos de Baiona (1598) y a la de-   en el siglo XVII   ya barroco- el Escorial  con  Pedro de Tafalla, descollando a partir de ahí la capilla de Arantzazu (1616) con el guardián Francisco Zerain y el organista Francisco Zuola, de gran trascendencia en la historia coral del país.

Es de suponer también la existencia de capillas musicales en iglesias tan importantes como las de San Sebastián, Vitoria y otras villas ya crecidas y con gran tradición musical.

En el siglo XVIII se impone el barroco, menos abundante en maestros de capilla y por tanto de compositores para voces, toda vez que priman los instrumentos fundamentales de la orquesta y el órgano.

Adentrados en el siglo XIX se compone abundante música religiosa y se completa  una riquísima lista de maestros de capilla y organistas, viveros de numerosos músicos, tanto de compositores religiosos como profanos, entrados ya en pleno romanticismo musical, en que la música coral o sinfónica profana se impone a la religiosa, esta misma impregnada de laicismo. Para salvarla surge providencialmente Vicente Goicoechea (1854-1916), maestro de la polifonía vasca moderna.

A puertas del siglo XX tenemos una importante escuela de compositores vascos, organistas y polifonistas en música religiosa y folkloristas nacionalistas en música profana, imbuidos ya del espíritu europeo.

Con el Romanticismo nace el interés por la música popular. La creación de academias musicales y sociedades filarmónicas acerca el conocimiento de la música al pueblo y la interpretación coral sale de las capillas eclesiásticas a la calle.

Surgen así agrupaciones corales compuestas por laicos, válidas para la interpretación de cualquier tipo de música a voces: polifonía religiosa y profana, música sinfónico-romántica, música folklórica; y algunas dan el salto del decadente canto llano a la música gregoriana, restaurada a fines del siglo XIX.

El fenómeno coral cobrará pujanza gracias al Romanticismo con la creación de ORFEONES.

Surgen sociedades corales en la Coruña 1822: sociedad Polifónica el Eco; en Paris 1833, el Orfeon de Guillaume Wilhelm; el Orfeó Catalá en 1821 con Amadeo Vives y Luis Millet; el Orfeón Pamplonés,- nombre con que participa del Concurso Internacional de Orfeones en Bilbao en 1892 -  que tuvo empero notables precedentes, tales el coro de Joaquín Maya y Mariano García en 1862- en cuyo seno descubren la hermosa voz de Julián Gayarre. Del Orfeón Easonense, 1862, luego denominado Sociedad Coral (1886) patrocinado por la Real Sociedad de Amigos del País, en 1897 Orfeón Donostiarra. En Bilbao se organiza el Orfeón Santa Cecilia (1869) que evoluciona en 1886 en el Orfeón Bilbaino, que en 1912 dirige Jesús Guridi (dos orfeones de corta vida se dan en Bilbao, el Euskaria 1896 y el Laurak Bat-1899. Hubo un Orfeon Alavés (1870) y la Schola Cantorum del Seminario de Vitoria (1880); el Orfeón Vitoriano (1890); la Chorale Harmonie de Bayona-Biarritz, la Chorale Philarmonique de Bayona y en 1913 la Schola Saint-Leon de Bayona.

Además de estos Orfeones y Corales de las capitales vascas los hubo en poblados, tales el Orfeón Durangués (1882), el Orfeón Eibarres (1883), el orfeón de Munguía (1896), el Orfeón Renteriano (1898), el Centro musical Tolosano (1901) con Eduardo Mocoroa, Societé Charles Bordes (1893) de Saint Jean de Luz, luego Schola Cantorum, Orfeón Aritz Maitea de Vergara (1901) luego Vergalés, Orfeón Gernika (1903).

No en vano un conocido refrán termina diciendo: “...tres vascos, un orfeón”.

Esta breve recopilación de datos referentes a la historia de nuestras capillas musicales religiosas y de nuestras sociedades corales y orfeones hasta la entrada de nuestro siglo confirma, por lo que al canto colectivo se refiere, que ERESOINKA no fue fruto de una circunstancia concreta, sino continuación de una tradición coral en el País Vasco. Sus raíces corales próximas, estaban basadas en una historia y en una tradición que se ha mantenido durante siglos, con entidad propia y personalidad nacional. Pero esta historia  ya es otro cantar…

Notas y apuntes tomados de:
“Eresoinka. Embajada Cultural Vasca 1937-1939” de José Antonio Arana Martija. Cap I: “Un Pueblo que Canta y Baila”. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. 1ª edición. Octubre de 1986. Vitoria-Gasteiz .





1ª edición del Arte de Canto Llano, 1511,
de Gonzalo Martínez de Bizcargui.
Teórico musical de renombre europeo
( Azkoitia, 1460-1530)



Con este recorrido y vistos los antecedentes del canto y tradición coral en Euskal Herria, comprendemos con claridad el por qué de tales raíces tales frutos.

El pueblo vasco ha desarrollado una aptitud natural hacia el canto coral y el baile, favorecido por un acendrado sentido de colectividad. Ya lo había advertido el Padre Donostia cuando dijo que “el pueblo euskaldun es músico y dantzari: son estas dos, manifestaciones del mismo espíritu, dos ramas de un mismo árbol”.

Son muchos los siglos de historia de una cultura los que se concentran en dicho acervo cultural y todo brote de reafirmación que exprese precisamente estos dos aspectos de la cultura tradicional, el del canto y el de la danza, es una forma de afirmar un importante aspecto de la identidad nacional de ese pueblo, en nuestro caso, - la identidad del pueblo vasco. El canto y la danza son dos ramas de nuestro árbol cultural que tiene profundas raíces en  su pasado.

Son muchos los momentos de un pueblo, aquellos duros y de opresión, en el que manifestaciones elevadas del espíritu ayudan a la superación y a su supervivencia y elevación. En el decir del Padre Donostia: ”cuando un país padece eclipse de sol en su conciencia, esta obscuridad hace presa en todas sus manifestaciones espirituales”, pero si ese pueblo “con un rayo de luz mantiene el fuego sagrado de su conciencia nacional…”  difícilmente va a desaparecer…

Es lo que realiza Eresoinka y Saski Naski, cuya actividad durante la guerra en la década de 1937 le convierten en “embajada cultural del pueblo vasco”. En medio del sufrimiento y el horror ellos se afirman en sus raíces para no perecer, evitan que sus ramas sean amputadas, logrando “que la savia vital siguiera corriendo en aquel helado invierno de nuestra vida cultural”;

“Eresoinka no fue una creación artística de circunstancias, sino algo bien asentado en un rico historial pasado y consecuencia- diría inevitable- del mismo”. 

Es por ello que hemos considerado tan importante en el 80° Aniversario de su Creación y actuación rendir homenaje en su recuerdo con un concierto de conmemoración al Cancionero Vasco,  EKIL y continuaremos recordando aspectos de sus orígenes y desempeño.

Es lo que realizaron Aita Donostia, P. Jorge de Riezu y Aita Francisco de Madina cuando en la misma época de represión y genocidio cultural editan en la Editorial Vasca Ekin de Buenos Aires  sus temas “Flor de Canciones Populares Vascas” y “De música Vasca” entre tantísimos títulos de cultura vasca editados; al decir de Mañaricua, al referirse al genocidio cultural “…en esos oscuros años, Ekin ha sido un faro de luz en la oscuridad”;   es lo que realiza también la comunidad vasca del exterior cuando en sus euskaletxeak, gazteak y poxpolinak interpretan en todo el mundo las danzas vascas.

Y lo que hacen- en Eusko Kultur Etxea y hacemos tantísimos otros al mantener vivos y despertar con la máxima intensidad nuestra memoria identitaria cultural por medio de nuestras actividades.

 “Un pueblo se desmorona y desintegra- al decir de Lucile Armstrong- si queda aislado de sus raíces”. Muchos son los pueblos y las culturas que han desaparecido en ese aislamiento, pero la voluntad colectiva del pueblo vasco evitó que tal ocurriera en aquellas y muchas otras circunstancias. 

El pueblo mismo creó sus defensas en varios órganos afectados de muerte – lo hace y continúa haciendo con su lengua, el euskera- y otra de ellas fue la reacción vital para mantener erguidos dos de los brazos fundamentales de su personalidad cultural.  

Nadie que recorra desapasionadamente la historia del canto y la danza en el País Vasco, podrá negar la importancia, no sólo relativa sino absoluta y esencial, de estas dos fascetas de la expresión cultural del pueblo vasco.

Nosotros nos unimos a esa sumatoria que trabaja sobre los aspectos identitarios, despertamos “la memoria cultural de nuestro pueblo”:  
  • al rendir un Concierto-Homenaje a Eresoinka;

  • mostrando el “largo recorrido de la canción vasca” con el espectáculo de EKIL – Euskal Kantuen Ibilbide Luzea;

  • y cuando tenemos la dicha de que un joven amante de la música como lo es Javier Sotelo, rescate para su Concierto de Música del Renacimiento el recuerdo del maestro polifonista de Azpeitia Joannes de Anchieta (1463-1523), para brindarlo a Eusko Kultur Etxea- Casa de la Cultura Vasca incorporando sus temas en este excepcional 



Concierto de Música Polifónica del Renacimiento.




Cancionero del Palacio en Palacio Real de Madrid
Manuscrito del siglo XVI- 458 piezas de autores
Hallazgo del siglo XIX


El Concierto del Renacimiento que estuvo a cargo del Coro Polifónico  I Beati Cantaioli el pasado Sábado 12 de agosto 2017 en Lizarraenea, sede de Eusko Kultur Etxea, tuvo un rotundo éxito. 

Más de setenta personas acompañaron a los intérpretes y sus artistas invitados.

 Conformaron el grupo de I Beati Cantaioli, convocados para esta ocasión por Javier Sotelo los intérpretes Verónica Arce, Natalia Del Cogliano, Emilia Di Rosso, Patricia Morra, Daiana Pitzalis, Noelia San Marco, Leonardo Novarini, Tomás Sanchez Girard y Leandro Sklar. 

Los músicos invitados fueron la soprano Rosana Risé en canto, Ariadna Ratti en flautas dulces, Diego Zocco en laúd  y guitarra y  José María Gutiérrez en txistu y tamboril.



Presentaron su Concierto de la siguiente manera: 


 “I Beati Cantaioli  se presentan nuevamente con el  Concierto del Renacimiento, un recorrido dedicado a la música vocal europea de ese período de la historia del arte.  Hemos preparado hermosas obras profanas, en general amorosas y picarescas, en italiano, castellano, francés e inglés, compuestas por Orlando Di Lasso, Josquin Des Prés, Clement Janequin, John Dowland y Adriano Banchieri, entre otros.”


“Para esta presentación en particular se incorporan composiciones del vasco Juan de Antxieta (siglo XV), habiendo estudiado con genuino interés las obras escogidas de entre las 30 que se conservan de este autor.  Hemos intercalado excepcionalmente en el programa, dedicado a la música profana, una partitura sacra en latín del compositor guipuzcoano, por considerarla especialmente adecuada para la interpretación por parte de un grupo vocal mixto.”


“Rosana Risé, soprano, Ariadna Ratti, flauta dulce, Diego Zocco, laúd y José María Gutiérrez, txistu, aportarán su talento en esta ocasión para enriquecer con su arte la propuesta musical.”


 “Esperamos de corazón vuestra cálida presencia.  Intentaremos brindar un momento muy placentero, para intérpretes y público, haciendo honor a nuestro nombre.”


                                           
                                         I Beati Cantaioli
(Los Felices Cantarines)


Eusko Kultur Etxea preparó, para la ocasión, la impresión de un hermoso cuadernillo con el programa y el análisis de las obras musicales y sus autores preparado por Javier Sotelo.


El Programa interpretado fue el siguiente:


1-  Matona mia cara;  2- El grillo;  serenata la primera  y una frottola (género musical antecesor del madrigal) la segunda, obras respectivamente de los autores y creadores Orlando di Lasso (1532- 1594) originario de los Países Bajos, - uno de los mayores creadores de la época dueño de una enorme ductilidad para componer en distintos estilos, que llevó por toda Europa más de 2000 obras-  y de Joaquín Des Prés (1440-1521), también flamenco.


3-  Tragedia trobada a la dolorosa muerte del Príncipe Juan,  4- A tal pérdida tan triste y  5- ¡Ay triste que vengo!

El compositor y escritor de estos versos fue Juan del Enzina (1468/9?- 1529/34?) quién como buen representante del Renacimiento refiere en sus canciones a la tristeza, al amor y a la muerte. Fue enorme su aporte a la música y las letras en la época de los Reyes Católicos:  poeta, compositor y autor teatral . Iniciador y patriarca tanto de la escuela polifónica castellana como del teatro español, sus églogas teatrales, sus glosas y villancicos son de una riqueza literaria poco frecuente, sobre todo teniendo en cuenta que su autor, además, era un músico consumado y sus partituras, a pesar de los 500 años transcurridos, conservan aún hoy su vital frescura.


6- Con amores la mi madre; 7- Donsella, madre de Dios;  y 8- O bone Jesu, de Joannes de Anchieta

Juan de Antxieta (AzpeitiaGuipúzcoaca. 1462 – 30 de julio de 1523), perteneciente a una importante familia del Señorío de Guipúzcoa y sacerdote, en 1489 fue nombrado capellán y cantor de la capilla de Isabel la Católica; en 1495 la reina lo nombró maestro de la capilla musical y maestro de música de su segundo hijo, el infante Juan de Aragón y Castilla, al que se refiere la tragedia trovada que escuchamos con anterioridad.  Se sabe que el príncipe Juan mostraba dotes musicales y cantaba muy bien.

Después de la muerte del infante en 1497, volvió al servicio de la reina con la obligación de trasladarse con la corte. 

Tras la muerte de Isabel en 1504, pasó Juan de Antxieta al servicio de la nueva reina de Castilla, Juana la Loca, fue también maestro de música de sus hijos, entre ellos de quien sería Carlos I de España.  

En 1512, fue nombrado capellán y cantor de la Capilla Real de Fernando el Católico, cargo que mantendría hasta la muerte del rey en 1516.   

En 1518 fue nombrado Superior de la Abadía de Arbas, en la diócesis de León.  

El 15 de agosto de 1519, a la edad de 57 años, Carlos I lo separó de la Capilla Real por considerarlo muy mayor y desde entonces se retiró a Azpeitia, donde sería párroco. 

El 30 de julio de 1523 murió el compositor en el Palacio Antxieta.  

Joannes de Anchieta fue redescubierto para la historia de la música en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el hallazgo del famoso Cancionero de Palacio en el Palacio Real de Madrid, manuscrito del siglo XVI

Este consta de 458 piezas de diversos autores entre los que se cuentan Juan del Enzina (nada menos que con 63 piezas), Diego de Fermoselle y Josquin Des Prés.  

El musicólogo Francisco Asenjo Barbieri transcribió el volumen en notación moderna, modificando el orden original de las canciones y reuniendo por sistemas las voces, que en el manuscrito se presentaban por separado. 

Lo publicó en 1890 con el nombre de Cancionero Musical de los Siglos XV y XVI, proporcionando en la introducción del libro muy valiosa información sobre algunos de los compositores cuyas obras se dan allí a conocer, entre ellos Antxieta, que figura con cuatro canciones con versos en castellano. 

Asenjo Barbieri consideraba una omisión imperdonable que durante siglos el nombre del músico guipuzcoano hubiera permanecido ignorado, dada la calidad artística de su obra y, en un intento de darlo a conocer a la posteridad, se extiende en la narración de los detalles de su vida que, tomados de dicha fuente, aquí se transcriben parcialmente.
 
Como sucede con los autores más representativos de su época, a excepción de Juan del Enzina, Antxieta compuso música religiosa y profana. 

En cuanto a la música sacra, está escrita en latín, de acuerdo al culto religioso de la época.  

Las austeras melodías y la alternancia entre polifonía y gregoriano de las obras del género tuvieron gran influencia en la música española, incluso durante el Barroco

Dichas características pueden apreciarse en la obra interpretada en este concierto.  Respecto a la música profana que se conoce, ha sido especialmente compuesta para los festejos a los que era destinada en el ámbito de la corte española, por lo cual resulta comprensible que para ella sólo se emplearan textos en castellano. 

Podemos suponer que, siendo Juan de Antxieta un sacerdote, se haya dedicado a escribir mayoritariamente obras sacras en latín, a excepción de las composiciones destinadas a la corte española, prescindiendo por este motivo de textos en euskera, al menos durante su actividad en la corte española, aunque es difícil hacer aseveraciones en tal sentido, teniendo en cuenta la escasez de partituras conocidas del maestro guipuzcoano. 

Por otra parte, al realizarse el inventario de sus bienes, tras su muerte, se consignó la existencia de tres libros de música vocal, hoy perdidos, que bien podrían haber contenido composiciones propias con versos en euskera.

Incluso, existen modernas transcripciones de la partitura de Con amores, la mi madre escritas en compás de zortziko, aunque no en la versión publicada por Asenjo Barbieri, transcripta en compás de 6/2. 

Pero hay que tener en cuenta que en el cancionero del siglo XVI (de donde extrajo las partituras el musicólogo, como dijimos, para su revisión y publicación decimonónica) no existe marcación de compases, tal como era habitual en la época, por lo cual en ocasiones el criterio de acentuación puede variar ostensiblemente al momento de efectuar la transcripción en notación moderna. 

Se añade otra dificultad para realizar ese trabajo: como ya lo expresáramos, en el viejo manuscrito del cancionero cada una de las voces está escrita por separado, en particellas, por lo cual puede resultar una tarea muy compleja organizar en sistemas esas partes, es decir ordenar las voces una debajo de la otra, para poder tener una visión integral de la obra. 

Una de las cuestiones apasionantes de la música antigua es que siempre existe algún grado de incertidumbre en cuanto a la interpretación, que habitualmente se resuelve según el criterio del músico, de acuerdo a su experiencia, sus conocimientos y el estudio de la obra y su contexto. 

Así podemos encontrar ejecuciones bien diversas de una misma pieza, puesto que la esquemática partitura da lugar a diversas posibilidades, en un procedimiento que muy bien podríamos asociar al empleado en el jazz o cualquier otro género popular.    

Sólo han sobrevivido 16 piezas en los manuscritos hallados en distintas bibliotecas en los que figura el nombre de Antxieta a la cabeza, pero se le han atribuido varias obras sacras anónimas lo que haría un total de unas 30 obras conservadas del músico de Azpeitia. 

Para la ocasión hemos escogido dos obras en castellano encontradas, como dijimos, en el Cancionero de Palacio

- una canción profana, Con amores la mi madre  (cuyo texto ha sido empleado también para una melodía con piano por Fernando Obradors, compositor barcelonés del siglo XX) 

- y una canción de poesía religiosa, Donsella madre de Dios, ambas ofrecidas en esta oportunidad en versión para soprano solista y laúd.  

- Sigue una obra polifónica sacra en latín, atribuida a Antxieta: O bone Jesu

Se puede en ella apreciar el estilo austero y una sonoridad característica de la música del siglo XV.  

Las líneas vocales son sencillas y con abundante empleo de los grados conjuntos. 

Su diáfana belleza, transparente y luminosa, propicia un clima de profunda espiritualidad. 

Gracias a nuestra amiga Marisa Lourenzo, verdadera conocedora en temas bíblicos, pudimos saber el origen de los versos, en los que se mezclan palabras del antiguo testamento con la invocación a Jesús, el Mesías. 

El primer párrafo está tomado del Salmo 13:4: "Ilumina mis ojos; no sea que me duerma en la muerte, no sea que diga mi enemigo: «He prevalecido contra él»”.   

El segundo pertenece al Salmo 31:5: "En tus manos encomendaré mi espíritu; redímeme, Señor, el Dios de la verdad". 

La última parte es tomada del Salmo 39: 4 "Dije en mi lengua: manifiéstame, Señor, mi fin; y el número de mis días ¿cuál es? para saber qué me falta”.   

El mismo versículo en la versión Reina Valera dice: "Y así proferí con mi lengua: Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy"



9- La, la, la, je ne l’ose dire; 10- Ce Moys de May; 11- Je sens sur mon ame plouvoir

Sus autores, Pierre Certon (c.1510/1520- 1572), Clement Janequin (1485-1558) y Guillaume Costeley (1530/1- 1606), todos ellos músicos y compositores de las escuelas de Paris. 

Estas canciones nos devuelven a un clima popular y ciertamente alegre.

12- Now is the Month of Maying; 13- Fine knacks for ladies ; 14- Now o now; 15- Go christall teares ; 16- Come heavy sleepe, 

de los compositores británicos Thomas Morley (1557/8-1602), la primera del grupo, John Dowland (del primer libro de Canciones o Aires 1597) las restantes, de estilo declamatorio de los madrigales, que incorpora cierto dramatismo con el laud y habla del sufrimiento del amor distante.






17- La pastorella; 18- Due villotte del fiore; 19- Capriciata a 3 voci;  20- Contrapunto bestiale alla mente.

De las neblinosas islas británicas pasamos a un paisaje soleado, mediterráneo, en donde hallamos a una pastora, La pastorella, llevando a sus cabritas a pacer y divisamos a su enamorado, fascinado con sus encantos, con el brillo de sus ojos, que en la medianoche hacen surgir el día.  

Aunque desconocemos al autor de la música, sabemos que los versos pertenecen a Angelo Poliziano (1454-1494). La poesía es intencionadamente sencilla, imitación del vocabulario simple de un joven campesino. 

También las Due Villotte del Fiore reflejan el ambiente bucólico de la época (más sano, sin duda, que el de las cortes). 

Su autor es Filippo Azzaiolo conocido en nuestros días como compositor de villottas.  

El joven se lamenta de estar distante de su doncella y sólo se conforta pensando en el pronto regreso y en la orgullosa felicidad que le da la belleza de su amada. 

Las características de estas obras, el canto prevalece sobre la estructura armónica y contrapuntística, redunda en la influencia benéfica que ejercieron en los compositores de épocas siguientes.

Como en el caso de Adriano Banchieri, autor precisamente del desopilante Contrapunto Bestiale alla Mente

sobre una muy eclesiástica melodía, un perro, un gato, un cucú y una lechuza improvisan sus partes.  

El contrapunto era un procedimiento que permitía demostrar la destreza de los cantores de las capillas, especialmente las de Roma.

La formación de los cantantes era muy completa e incluía el arte de la improvisación en el que podían exhibir sus habilidades.

                 I Beati Cantaioli se despide con dos Bises:





1.    NORTXU

Se trata de Nortxu, un zortziko popularizado por el legendario conjunto vocal vasco Los Xey, formación masculina nacida en la posguerra, que grabó la versión que, adaptada por el autor de estas líneas para coro mixto, cantan esta noche I Beati Cantaioli. 


En 1993 el coro Biotz Alai visitó la Argentina con motivo de la Semana Vasca realizada en Mar del Plata y en dicha oportunidad y por gentileza de su director tuvimos acceso a la partitura de esta bella canción, cuya escucha nos había sorprendido muy gratamente.  

Tras  muchos años de tenerla en carpeta la exhumamos con mucha alegría, esperando ser dignos y respetuosos intérpretes de una hermosa pieza del acervo musical vasco.



2. Respecto al segundo bis, creemos que merecen ser contados algunos detalles de la alegre Hoy Comamos y Bebamos, de Juan de la Enzina.  

  En ella se exhorta a honrar a Sant Antruejo, que parece un diminutivo de San Antón o Antonio Abad (251-356) ermitaño egipcio, cuyo onomástico se celebra el 17 de enero.
      
    Fue un asceta que dormía en una gruta sepulcral, en contraste con todo lo que celebra el carnaval, del que la canción habla.  La honra a un santo tan popular pone de manifiesto cómo lo sacro y lo profano se entrecruzaban en la época.

Acompaña esta interpretación el txistu y tamboril de José Gutierrez.





I Beati Cantaioli  y parte del público



Asistentes durante el concierto

Una contagiosa alegría llenaba el ambiente al finalizar las interpretaciones. 


Los asistentes departieron a continuación el encuentro de amigos disfrutando de un ligero refrigerio con sabrosos pintxos y bebidas


Familia de artistas: 
Javier Sotelo quien convoca a I Beati Cantaioli.
Su esposa Rosana Rise, soprano invitada 
que nos deleitó con su voz y sus hijos





Emilia Grecco de Arraga con Matilde Etcheverry de Lusardi y Maria Matilde Lusardi


Verónica Iriarte socia de Eusko Kultur Etxea y alumna de euskera



Grupos de concurrentes al concierto





Dr.  Mario Arraga miembro de la Directiva de Eusko Kultur Etxea


 Emilia Grecco de Arraga, Juan Carlos Ibarrola y Norma Ríos de la Comisión de Cultura de Iparraldeko Euskal Etxea.  Elina Belcaguy, Veronica Iriarte y Oreste Iglesias, alumnos de euskera en Eusketxe y socios


Se agrega al grupo Maria Elena Etcheverry de Irujo Ollo, presidente de Eusko Kultur Etxea


 Integrantes de I Beati Cantaioli


Maria Echevarne, directiva de Eusketxe asistiendo el evento


Rosa Misciagna, directiva de Eusketxe, 
asistiendo como siempre al evento y concurrentes